Elizabeth Orozco de Molina
La niña más bonita del barrio
En el corazón de Tracest Consultores late una historia de amor y resiliencia, tejida con la vida y el legado de una mujer extraordinaria: Elizabeth Orozco de Molina. Junto a su esposo, Henry Molina Mogollón, Elizabeth creó un mundo lleno de esperanza y transformación, dejando una huella imborrable en todos los que tuvieron el privilegio de conocerla.
Cuando los caminos de Elizabeth y Henry se cruzaron, sus almas decidieron continuar de la mano. Su amor floreció y pronto llegaron los retoños. Recibieron a su primera hija, Elizabeth, y luego, con la llegada de Pipe, completaron la familia, llenándola de motivos para sonreír y crecer juntos. El hogar que construyeron fue un santuario de amor, enseñanzas y una fe profunda en Dios. Esta fe no solo los fortaleció en los momentos difíciles, sino que también se convirtió en el pilar sobre el cual se fundó Tracest Consultores.
Elizabeth sembró en cada rincón de su hogar semillas de alegría, paz y fe, creando un refugio donde siempre se encontraba consuelo y esperanza. En su hogar, el amor perduró y las enseñanzas de vida se transmitían de generación en generación. Sus hijos encontraron el amor y formaron sus propias familias, ampliando el círculo familiar y llenando la casa de risas y ternura con la llegada de sus nietos: Isabella, Sebastián, David y Emilio.
En el año 2006, la vida de Elizabeth dio un giro inesperado con el diagnóstico de cáncer de pulmón. En lugar de dejarse vencer, su lucha y valentía se convirtieron en una fuente de inspiración, reflejando los valores que Tracest Consultores promueve en su misión de transformar vidas. Elizabeth continuó irradiando alegría y serenidad; su mera presencia era un bálsamo, una promesa silenciosa de que todo estaría bien. Su sonrisa y espíritu inquebrantable, fortalecidos por su fe en Dios, infundían paz y seguridad en los corazones de quienes la rodeaban.
Así fue, que impulsado por el deseo de pasar más tiempo con su esposa y movido por la fuerza de su amor, Henry decidió cambiar el rumbo de su carrera. Así nació Tracest Consultores, un proyecto inspirado en el amor, la fe y la visión compartida de transformar vidas. Pipe se unió a Henry en este sueño, y juntos enfrentaron desafíos y encontraron satisfacciones, creando algo que trascendía lo profesional. Tracest se convirtió en un tributo viviente al amor y la resiliencia de Elizabeth, enfocándose en transformar el ADN de las personas para que puedan evolucionar en todos los aspectos de la vida, no solo en el ámbito laboral, sino también en el personal y espiritual.
Hasta su partida, Elizabeth fue una fuente constante de inspiración y fortaleza. Su hijo Pipe y Henry han continuado recorriendo el camino que ella inspiró. Cada paso que dan es un testimonio de su legado, un recordatorio constante de la fuerza, la esperanza y la fe que ella infundió en todos nosotros.
Nuestra Eli siempre vivirá en nuestros corazones. Su legado es una luz que guía nuestras vidas, enseñándonos que, a pesar de cualquier pena, podemos encontrar la fuerza para sonreír y confiar en Dios. En Tracest, su espíritu sigue vivo, impulsándonos a vivir la vida hasta el último aliento.
La luz que Elizabeth difundió en vida es tan poderosa que, incluso después de su partida, muchas personas se acercan a compartir cómo sus vidas cambiaron al conocerla. Muchos vimos a Dios actuar a través de ella, y su presencia era tan impactante que parecía obrar milagros. Con cada sonrisa, cada palabra y cada acto de amor, honramos su memoria y continuamos su misión de hacer del mundo un lugar mejor. Porque Elizabeth nos enseñó que la vida, con todas sus pruebas, siempre puede vivirse con una sonrisa y con fe en Dios.
