En Colombia, exigir experiencia a quien apenas está aprendiendo a tenerla no solo es absurdo: es cruel. El país pide talento listo para usar, pero se niega a formarlo. Esta reflexión amplía mi columna publicada en IFM Noticias, donde analizaba cómo el mercado laboral convierte el primer empleo en una prueba imposible: pedimos experiencia a quienes apenas están aprendiendo a tenerla.
La herida estructural del sistema laboral
La tasa de desempleo juvenil (de 15 a 24 años) en Colombia alcanzó 19,76 % en 2024, una de las más altas de América Latina. El promedio mundial ronda el 15 %, y la diferencia refleja una herida persistente: el sistema económico colombiano expulsa a sus jóvenes antes de permitirles ingresar.
Según el World Bank Group (2025), cerca del 37 % de los jóvenes entre 15 y 24 años son NEET (ni estudian ni trabajan). Este grupo crece porque la transición entre escuela y empleo sigue siendo frágil, sin políticas que acompañen el paso del aula al trabajo formal.
Como ya he advertido en “Empleo a mayores de 50 en Colombia”, el país no solo olvida la experiencia de los mayores: también frustra el inicio de los más jóvenes. En ambos extremos, el mercado laboral actúa como un filtro que excluye por edad.
La consecuencia es una generación atrapada en lo que Guy Standing (2016) denomina el precariado: personas formadas, conectadas y productivas, pero condenadas a la inestabilidad.
Educación técnica: la gran ausente
El país privilegia los diplomas, no las destrezas.
Menos del 15 % de los colegios en Colombia ofrece formación media técnica articulada con el sector productivo, según el Manual para la Articulación del SENA con la Educación Media (2017) y el MEN (2015). Esta articulación, creada por la Ley 119 de 1994 y reglamentada por la Resolución 317 de 2021, sigue siendo la excepción y no la regla.
Esa brecha explica por qué tantos jóvenes quedan atrapados entre la educación formal y el empleo informal.
Según Ham, Maldonado y Guzmán-Gutiérrez(2021), cerca del 70 % de los jóvenes con educación secundaria o superior están desempleados o subempleados. Carranza et al. (2022) advierten que esta “economía de títulos sin empleos” reproduce desigualdad y frustración.
Como desarrollé en “Integrar teoría, práctica y evidencia en la estrategia”, la desconexión entre formación y práctica no es solo educativa: es cultural. Formamos para memorizar, no para aplicar. La educación se volvió un archivo de diplomas, no un taller de habilidades.
El resultado: un país que reemplazó el torno por el PowerPoint. Menos práctica, más discurso.
La universidad y la frustración ilustrada
El sociólogo Pierre Bourdieu (2012) explicó que el título es un capital simbólico cuyo valor depende del reconocimiento social. En Colombia, ese capital se ha devaluado por saturación: demasiados egresados para muy pocos puestos. El estudio de Fónai y Fedor(2023) en Economics & Sociology muestra que este fenómeno es global: incluso los jóvenes con alta educación terminan atrapados en empleos precarios o subempleados, generando lo que denominan “frustración meritocrática”.
En Colombia, la universidad rara vez acompaña la transición laboral. Las oficinas de egresados son decorativas; los convenios empresariales, escasos. La consecuencia es un bucle de frustración: jóvenes que creen haber llegado a la meta al graduarse y descubren que apenas empieza la carrera real.
Como desarrollé en “Discursos perfectos, líderes huecos”, la educación corporativa sufre el mismo mal: enseñar sin transformar. Aquí ocurre igual, pero con vidas enteras en juego.
La trampa del mérito instantáneo
El mito del mérito inmediato ha colonizado la cultura laboral. Se celebra la eficiencia, se premia la inmediatez, y se olvida la curva de aprendizaje. Standing (2016) advierte que la promesa del mérito sin acompañamiento crea una nueva precariedad emocional: el miedo a ser reemplazado.
Los datos lo confirman: la informalidad juvenil en Colombia alcanza 70,8 % para mujeres y 75,7 % para hombres (2025). En ese entorno, el mérito no se reconoce: se sobreexplota.
Como argumenté en “La mano visible del management serio”, la verdadera madurez organizacional consiste en asumir que formar talento cuesta, pero no hacerlo cuesta más. En el caso del empleo joven, esa inversión define el futuro de la productividad nacional.
Empresas que sí invierten en la primera oportunidad
Existen ejemplos que prueban que sí es posible. El informe del Banco Interamericano de Desarrollo(2018) destaca la Estrategia Nacional de Empleo Juvenil, que articula a entidades públicas, al SENA y al sector privado para crear esquemas de formación dual y mentoría laboral.
En esa misma línea, la Ley 2214 de 2022 y los informes de la Alianza por la Inclusión Laboral (2022, 2023, 2024) promueven la inclusión de jóvenes sin experiencia en procesos formativos y laborales, consolidando una política pública de transición entre educación y empleo.
Empresas como Postobón (2025) y Totto (2025), según sus informes de sostenibilidad, avanzan en programas de rotación y formación temprana que demuestran que la sostenibilidad del talento empieza en la confianza.
Como expuse en “El propósito organizacional: brújula de coherencia y legitimidad”, el liderazgo empresarial se mide no por sus slogans sino por sus decisiones. Apostar por jóvenes sin experiencia es un acto de coherencia cultural: formar, no filtrar.
Lo que debería cambiar: una visión VUS
Valioso. La experiencia no debería ser un requisito previo, sino un proceso compartido. Crear un Índice Nacional de Experiencia Juvenil permitiría medir cuántos jóvenes logran empleo formal dentro del primer año después de graduarse.
Único. Las empresas que integren mentorías y aprendizaje práctico tendrán una ventaja competitiva que no se copia: la cultura.
Sostenible. El empleo juvenil debe integrarse a la agenda de sostenibilidad, alineado con el ODS 8: trabajo decente y crecimiento económico (ONU, 2015), pero también con una lectura crítica que advierte, como sostienen Gutiérrez Goiria y Herrera (2021), que el crecimiento solo es sostenible si garantiza inclusión y dignidad laboral.
Tal como reflexioné en “Innovación sin estrategia en 2025”, no hay sostenibilidad posible sin estrategia ni propósito que sobreviva sin personas dignamente empleadas.
No se pide un favor
No faltan jóvenes capaces. Faltan empresas dispuestas a enseñar. La experiencia no se exige: se construye. Y en un país que envejece sin prepararse, invertir en el primer empleo no es altruismo: es estrategia.
Fuentes Consultadas
Alianza por la Inclusión Laboral. (2022). Informe Nacional de Empleo Inclusivo INEI 2021-2022.
Alianza por la Inclusión Laboral. (2023). Informe Nacional de Empleo Inclusivo INEI 2021-2022.
Alianza por la Inclusión Laboral. (2024). Informe Nacional de Empleo Inclusivo INEI 2022-2023.
Bourdieu, P. (2012). La distinción: Criterio y bases sociales del gusto. Taurus.
Carranza, E., Eberhard-Ruiz, A., & Fahsbender, J. (2022, June 30). Lack of skills? Or lack of jobs? Colombia’s challenge of creating good jobs for high and low-educated workers. World Bank Blogs. https://blogs.worldbank.org/en/jobs/lack-skills-or-lack-jobs-colombias-challenge-creating-good-jobs-high-and-low-educated-workers
Fónai, M., & R. Fedor, A. (2023). Phenomena of precarity among young graduates – Hungarian case study. Economics & Sociology, 16(2), 107–122. https://doi.org/10.14254/2071-789X.2023/16-2/7
García Plata, G. (2018, August 2). Colombia’s Innovative Strategy to Employ Its Youth. Inter-American Development Bank. https://www.iadb.org/en/story/colombias-innovative-strategy-employ-its-youth
Gutiérrez Goiria, J., & Herrera, A. F. (2021). ODS 8: El crecimiento económico y su difícil encaje en la Agenda 2030. Revista Internacional de Comunicación y Desarrollo (RICD), 3(14), 52–66. https://doi.org/10.15304/ricd.3.14.7859
Ham, A., Maldonado, D., & Guzmán-Gutiérrez, C. S. (2021). Recent trends in the youth labor market in Colombia: Diagnosis and policy challenges. IZA Journal of Labor Policy, 11(1). https://doi.org/10.2478/izajolp-2021-0007
Ley 119 de 1994 (1994).
Ley 2214 de 2022 (2022).
Ministerio de Educación Nacional. (2015, December 19). Articulación con la Educación Media Técnica. Educación Técnica y Tecnológica. https://www.mineducacion.gov.co/portal/micrositios-superior/Transformacion-institucional/Articulacion-con-la-Educacion-Media-Tecnica/
ONU. (2015). Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. In Resolución aprobada por la Asamblea General el 25 de septiembre de 2015.
Postobon. (2025). Informe de Sostenibilidad 2024.
Resolución 317 de 2021 (2021).
SENA. (2017). Manual para la Articulación del SENA con la Educación Media.
Standing, G. (2016). The Precariat : the New Dangerous Class. Bloomsbury Academic.
The Global Economy. (2025). Colombia Youth unemployment. https://www.theglobaleconomy.com/Colombia/Youth_unemployment/
Totto. (2025). Informe de Sostenibilidad 2024. https://co.totto.com/
World Bank Group. (2025, January 7). Unemployment, youth total (% of total labor force ages 15-24) (modeled ILO estimate). International Labour Organization (ILO). https://data.worldbank.org/indicator/SL.UEM.1524.ZS

